Reducción Mamaria

Se denomina hipertrofia mamaria al volumen excesivo de las mamas debido exagerado desarrollo de la glándula mamaria o de la grasa. Su aumento puede aparecer como síntoma aislado, sobretodo en pacientes jóvenes (hipertrofia juvenil) o acompañado de la caída del pecho (hipertrofia con ptosis). Las hipertrofias se clasifican en grados. Las de grado I se corresponden con aumentos subjetivos. Las de grado II presentan síntomas físicos como dolor de espalda o alteraciones de la columna vertebral. En las de grado III los síntomas se exacerban y los senos alcanzan tamaños desproporcionados superiores a los 1000 gr. (gigantomastia).En definitiva, para definir una hipertrofia mamaria se debe tomar en cuenta las características de la mujer, por ejemplo, el peso, la altura, la anchura del tórax y la estructura óseo-muscular.Unos senos demasiado grandes pueden acarrear no solo problemas físicos sino también alteraciones psíquicas en grado variable. La inaceptación de la propia imagen corporal llega, incluso, a la negación de dicha parte del cuerpo, ocasionando trastornos en la esfera de las relaciones, sobre todo en el aspecto psícosexual.

 

Normalmente la cirugía se realiza bajo anestesia general y de forma ambulatoria, es decir, no amerita hospitalización, con una duración de aproximadamente 3 horas, dependiendo de cada caso. Se deja a la paciente con un vendaje compresivo por 5 dias y luego se coloca un sostén especial y se realizan curaciones cada semana por 1 mes o más.La operación consiste en la retirada del exceso de piel y glándula, en el modelado del nuevo volumen con la forma deseada, y en adaptar las areolas al tamaño y situación adecuada. El resultado depende no sólo del cirujano sino también de las características de las mamas en cuestión: existen limitaciones impuestas por el tipo de piel, de glándula y el tamaño de ésta.Como todo corte deja cicatriz, es natural e inevitable que la reducción mamaria deje cicatrices, por lo que siempre se procura hacer cortes lo más pequeños y lo más imperceptibles posibles, para lo cual se utilizan técnicas apropiadas que las coloquen en lugares estratégicos.En la cirugía de reducción mamaria las complicaciones de importancia son raras. En pacientes obesas y en las grandes hipertrofias aumenta el riesgo de lipolisis o necrosis grasa debido a la delicadeza del tejido. Pueden aparecer pequeñas alteraciones de la cicatriz por rechazo de los puntos internos de sutura, que se corrigen sin dificultad. La formación de queloide o cicatrices exageradas son también posible. El sufrimiento de los colgajos o la pérdida parcial o total de la areola y pezón, así como las infecciones son excepcionales. Una de las preguntas más frecuentes es si la intervención altera la capacidad de amamantar a futuros hijos. Pues bien, en principio, cuando los senos no son excesivamente grandes y no necesitan de maniobras especiales para la ascensión del complejo areola-pezón, no causará modificaciones, ya que siempre queda glándula y no se produce solución de continuidad de los canalículos galactóforos. No ocurrirá lo mismo en las grandes hipertrofias, puesto que suele ser necesaria la realización de colgajos para la ascensión del complejo a la nueva posición, o incluso, en contadísimos casos, recurrir al injerto de éste.En definitiva, el resultado suele ser muy satisfactorio para la paciente, la cual recupera una parte de su cuerpo que antes no aceptaba, elimina la causa de un transtorno psícosexual y alivia el peso de una carga que la naturaleza le había regalado.